¡SI TU ESTUVIERAS AQUÍ!

¡Si tú estuvieras aquí!

Si tú estuvieras aquí no sería yo un muerto en vida,
el cual torpemente camina en busca de aquellos brazos que antaño mitigaron con infinidad de caricias el hambre atroz de mi cuerpo.

Si tú estuvieras aquí no sería yo un zombi,
el cual se deja llevar por su boca putrefacta y descarnada exigiendo ser alimentada por labios ajenos.

¡Desesperado degusto besos con la esperanza de probar una vez más el sabor de tu aliento, antes de que en tres a cinco años se descomponga mi cuerpo.

Si tú estuvieras aquí mis noches ya no serían solitarias.
Ya no sería una estatua que se mueve al compás de los hilos de este clan,
¡al que ni temo decepcionar!

Si tú estuvieras aquí mis oídos rechazarían guiarse por ruidos extraños.
Mi olfato no canjearía su respirar de olores viejos por uno nuevo.
No sería ya la pesadilla de aquellos ojos que al ver mi silueta acercarse reflejen rápidamente rechazo y temor ante feroz embate.

Si tú estuvieras aquí mi mirada no se guiaría insistente,
en la búsqueda de algo y a la de en nada.

Aquella vida mortal se me ha extraviado dentro de ese vasto firmamento en el que ya no percibo que existo.

Yo unicamente sé que antes de que me cubriera totalmente la irracionalidad...
Llore y llore antes de caer en los brazos de su oscuro letargo.

Si tú estuvieras aquí no tendría porque aburrir a la Luna ni a las estrellas con esta imagen que dista mucho de ser quien antaño les enamoro y que ahora le tortura una onda pena.

Aun no me de cuenta de mis sentimientos,
siguen siendo testigos constantes atrapados en la ferocidad de mi barbarie.
ellos saben que la luna y las estrellas son las únicas que me extrañan;
y aun molestas confirman que mi instinto te espera,
para que me salves curándome o tal vez asesinándome.

Mi sueño anhela dormitar dentro de tus brazos y no estar más abrazando a este tiempo que me recrimina ser el objeto de afecto del virus que me atrapa en esta eterna hambre de carne.

Si tú estuvieras aquí...
tal vez mis lágrimas surgirían limpiando lo que queda de mis ojos que opacos observan al vacío, ¡el pretende ser su único dueño mientras la muerte no me arrebate de su vista!

El tiempo silencioso pasa,
evita romper con los gruñidos que cada noche acompañan mi tristeza.
¡Tristeza que se aferra muy segura de ella, sin que tus manos ni nadie le disipen de mis brazos!

Si tú estuvieras aquí...
Ninguna noche en la que vago terminaría corriendo detrás de las sombras.
Estaría bailando contigo mientras tus pies pisan los míos,
¡confirmando que no eres un invento de ningún sueño!

Si tú estuvieras aquí yo jamás habría ido detrás de ti en aquella noche donde el virus de la decepción me atrapo y transformo en su zombi predilecto que como pudo intento llegar a ti.

En ese camino deje anhelos, suspiros y sentimientos que te facilitaran regresar por mí. ¡Encontrarme y salvarme fue tu elección!

Que me cures o que matándome me salves para no ser más parte de esta desenfrenada hambre sería ya cuestión de tu falsa compasión.

Si tú estuvieras aquí mi voz seguiría recitándote todos esos poemas que alguna vez te escribí y que quedaron resguardados sobre aquel viejo diario mientras huías de mi lado.

Si tú estuvieras aquí mis gruñidos no tendrían que regalarse a la nada,
que aun sabiendo que me escucha pretende no entenderme.
Pretende seguir restregándome que en estos cinco años en los que el efectos del virus de la soledad se extingue junto con mi organismo.
¡tu ausencia aun se muestra mezquina con el final de mi destino!

Autor. Mario César Palma G.
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