Lluvia, Viento y Poesía

poema de Mario Anonimo

Llueve torrencialmente
temporal de agua, viento y frío
las horas se alargan indiferentes
la misma historia, días tras días
se hace larga la agonía
en estas noches tan oscuras
de soledades y espera,
canta la lluvia en la cumbrera
sobre la vieja guarida del Poeta y Mendigo
con poca luz y mucho frío
lo distraen el canto de las goteras
que caen de su arrumbado techo
y sacándole a la situación provecho
sueña despierto con la húmeda melodía
en la mañana plomiza de este día.

Una gota cae sin pensarlo
En la flama de una vieja vela
Para volverse humo
Plegaria que en el viento vuela
sin puerto donde arribar
llegan los recuerdo para encallar
en su memoria unos, por uno
Como postales del pasado
Y en un viejo papel arrugado
Escribe este nuevo Poema
con roja tinta de su corazón,
su antigua pluma hechizada
no puede dominar la emoción
y una lagrima le surca la cara
como una de sus goteras
terminando en el límpido piso
formando un charco de lluvia
al igual que los de allá afuera.

Las sombras escondidas lo observan
desde una rota pared despintada
en una sucia grieta añejada
una vieja araña desdentada
que ya ni telas teje, lo mira fascinada
escribir su triste poema
mientras en todos lados resuena
como una orquesta desafinada
las gotas de lluvia en la nada
hacen cantar desafinadamente
en los trastos viejos de latón
canta un ronco chaparrón
y se escapan desenfrenadamente
por el vidrio roto de su ventana
en esta lluviosa mañana
sinfonía desencadenada
que silva el viento
con su voz desafinada.

Le arrima al fogón
Unos resecos leños más
ante que se apague
la noche se hace larga
su vida tiene un karma
de antiguas penas
como pesadas cadenas
rosario de soledades
que rondan su memoria
y así se le va la vida
se le apaga como su fogón
queda poca leña en su corazón
para poder aguantar
el crudo invierno de su destino
ve como se le cierran los caminos
y ante la rabia enfurecida
con lo que le queda de vida
se calza su negro abrigo
su agujereado y viejo sombrero
se va el Poeta y Mendigo
dueño de la noche y los senderos
bajo la lluvia desaparece
como una fantasmal figura
que el viento mece
entre la lluvia y barro
como sus huellas desaparece.

Quedan en la vieja guarida
varias hojas como perdidas
sobre la vieja mesa,
un candelabro que reza
junto a una pluma que implora
para que su dueño regrese,
se vuelven eternas las horas
y un poema que espera
por su autor ser firmado,
que las goteras han mojado
hasta dejarlo borroneado
pero en sus letras a quedado
la historia de su vida
y la fragancia de su ser
hecho poesía.

Mario Anónimo