ATARDECER EN LA PLAYA
Y el inmenso cielo se tornó color naranja
tiñendo de violetas y rosas sus nubes blancas
entonces el viento encontró la ansiada calma
aplacando las olas, andarinas hijas del agua.
De a poco la arena su silueta enfriaba
esbeltas palmeras sin sombras dormitaban
y en el firmamento el sol apenas susurraba
al sumergirse en su refrescante cama,
añejos arrullos de cuna y encantadoras nanas.
En frente la luna como diva acicalaba
con polvos de corales su afamada cara
vestida de perlas, la esplendorosa dama
su belleza en el cristal del mar reflejaba.
Con la cúpula ya oscura tímidas destellaban
las primeras estrellas, muy alborotadas
y desde un rincón, soberbio lucero las miraba
riéndose de ellas con toda su alma
buscando complicidad en las etéreas hadas.
Mar 27-6-2012
Comentarios & Opiniones
un canto de armonias este poema, felicitaciones