Y AÚN NO HABÍA CAMINO

Y AUN NO HABÍA CAMINO
Aún no había camino,
andaba entre las piedras dubitativamente,
esperando la mano que iba a ponerlo,
liso y plano para que pasara la vida,
o dejase cruzar el destino,
sin miedo a tropezar y herirse.
Resbaló,
como resbala el viento,
sobre los troncos de los árboles,
lastimándose contra la arrugada piel
de la tierra recién creada.
Y vio a nadie, que era tan pequeña como él,
tan poca cosa que nadie como nombre,
le quedaba grande.
Y aún así, quiso calmar su miedo y su dolor.
Tuvo que consolarle,
pese a ignorar cómo se consolaba.
Aún no había camino y sólo estaba la noche.
No habían nacido las estrellas,
y aquella nada y el pequeño ser,
se tomaron de las manos,
y fueron compañeros tropezando
y caminando un tramo más entre las piedras
del aprendizaje de la vida.
Una voz dijo "No te hace falta alguien
tan poco importante como esa nada"
el pequeño la miró por primera vez con desprecio
soltando su mano.
Y la pequeña nada se marchó llorando,
porque le quería.
El que le dio tan mal consejo,
le dejó entre las piedras diciéndole
que era demasiado importante
para acompañarle al camino,
y no le importó su llanto ni su soledad.
Sentado sobre el polvo, sin su pequeña nada,
intentó levantarse pero,
aún no había camino y el sol,
tampoco estaba.
mabel escribano
d.r.
imagen: google