ORDENANDO LO POSIBLE

ORDENANDO LO POSIBLE

Desordeno mi vida,
intentando ordenarla de una vez por todas.
Vacío mis cajones volviéndolos livianos.
No hay mucho que ordenar.
Ya quemaron mi barquito de papel,
rompieron mi peonza, mis cromos y mis tebeos.
Alicia sigue mirándome mientras en mis bolsillos
permanecen intactas las galletas.
¿Crecer o decrecer?
¿Es ésa la cuestión?.
Estoy rodeada de conejos con prisa,
buscan sus guantes blancos, elitistas.
¡No tienen tiempo, no tienen tiempo!
Les espera la reina para sentenciar a los inocentes.
¡Que les corten la cabeza!
Sin juicio,
con prejuicio.
Repaso los estantes,
tiro lo que no uso.
La envidia, siempre me vino estrecha,
la vanidad, demasiado ancha,
el ego me lo presentaron como,
corona de los ignorantes,
y aunque no sé mucho,
sigo aprendiendo para evitar que me la pongan.
En ése cajón de llanto, que en ocasiones desbordé,
ahora sólo quedan piedras, un collar en desuso.
De las perchas cuelgan nombres sin rostro,
y una bufanda con olor a una piel que amé,
me lleva a un mundo de melancolía.
En un descuido de romanticismo,
que ya creía ingenuamente perdido,
la reina me acaba de cortar la cabeza,
y el desorden de mi armario,
se me ha venido encima.

mabel escribano
d.r.
imagen: google