¡NUNCA MÁS!

¡NUNCA MÁS!
Poema al nacimiento de mi hija Eva.
Nunca más escucharé el sonido del agua
con la claridad de aquel día,
ni saldrá el sol a saludarme
con la alegría de entonces.
No patearán mi vientre otros pequeños pies,
queriendo salir para ver la vida.
Brillaba el sol en León, y yo,
casi levitaba por el Paseo de Papalaguinda.
Les obligué a sacarte,
quise que vieran tus ojos la belleza
de aquel mes de agosto
junto al río Bernesga.
Los sauces sedientos de su agua,
para que olvidaras el mar de mi vientre
que sin ti, se secaría definitivamente.
Quise que conocieras la belleza de la naturaleza
que hoy tanto amas y te enamora.
Nunca escuché música más hermosa, que
tu primer llanto buscando el alimento de mis pechos,
sedientos de tu boca.
Se vuela sin dejar de estar en la tierra,
se es dios sin serlo, aun sintiéndote pequeña,
cuando miras a tus hijos y no puedes creer,
que tanta belleza, la de otros universos humanos,
se haya hecho realidad en tu vientre.
Hoy me miras hacia abajo e intentas protegerme.
Nunca más te acunarán mis brazos, pero...
¡Qué hermoso fue cuidar tus primeros pasos!
¡Qué maravilla tu atención infantil escuchándome
contarte o leerte cuentos!
¡Qué hermoso fue mientras duró!
Y qué hermoso es,
que hoy con cierto disimulo, te ocupes de mí,
y yo, me pueda apoyar en tu brazo.
mabel escribano
imagen: Mi hija





Comentarios & Opiniones
La belleza de la maternidad en sus diferentes tiempos. Preciosa. Saludos y estrellas viajeras.
Que dulce y bello poema que hiciste a tu hija Mabel.
¡ Cuanto amor se siente por los hijos!
Nada que decir, pues tú ya lo has dicho todo.
Cálido abrazo.
L'enchanteresse Rouge, muchas gracias por su amable lectura.
Soñadora, como siempre te agradezco tu amabilidad. Un abrazo.