LAS MIRADAS CIEGAS

LAS MIRADAS CIEGAS

Ahora soy una mirada que,
acaba en ti aunque no haya empezado en ti.
Empezó en otra mujer,
que dejó que la mirase,
sin mirarme.
Seguí mirando sin verme correspondida.
Mi mirada se fue muriendo,
por entre aquellas pequeñas cosas en las que,
casi nadie reparaba.
Ellas se dieron cuenta y,
empezaron a dialogar conmigo.
Una pequeña libreta se prestó a dejarme,
sus vírgenes páginas y entre café y café,
entre el gastado mármol,
con corazones dibujados a lápiz,
nombres y fechas casi borrados por el tiempo,
y la bayeta de un camarero hacendoso,
empecé a escribir a un gorrión,
a unas manos ancianas,
a las gotas de lluvia,
al saludo afectuoso,
y a un ardor en las mejillas,
cuando la mirada de,
aquella muchacha francesa,
se cruzaba con la mía sonriéndome.
Siempre me pesó la timidez,
como el sol que me obligaba a cerrar los ojos,
para no cegarme.
Hoy llevo gafas para mirarlo y para leer tus mensajes.
Ahora,
porque no tengo mas tiempo que mi ahora,
soy una mirada que acaba en ti,
porque nos miramos al unísono,
y me dí cuenta de que finalmente para mi,
existía el plural, cuando en tus ojos, me naciste.

mabel escribano
d.r.
imagen: google