INESPERADAMENTE

INESPERADAMENTE

Con qué impunidad una se va,
desaparece y el tiempo entierra su recuerdo,
-si es que lo hubo-.
Su voz cae, en un olvido de decibelios,
perdidos en la velocidad de un sonido que,
le cede, un asiento cualquiera entre la multitud.
Y muchas cosas quedan por hacer,
dispersas en la habitación del tiempo,
tiradas sobre la alfombra del mañana que,
no pudo llegar, ni llamó a la puerta.

mabel escribano
d.r.
imagen: google