DESDE EL BALCÓN

DESDE EL BALCÓN

Desde el balcón de mi encierro,
veo la soledad de la calle.
Un perro precede a su dueño,
olisqueando el suelo del que nos han echado.
Domingo de batalla,
batas verdes rotas,
juego inútil de máscaras,
Venecia en los hospitales,
los canales que no traen los guantes,
y los guerreros agotados,
y las amazonas a punto de caer,
y los sueños con forma de aparatos
para respirar, que no llegan.
Desde el balcón grito con las manos,
intentando ganar la batalla que luchan otros.
He de llegar a daros las gracias,
estoy preparando el abrazo,
desde el balcón de éste mi encierro,
que no os olvida.

mabel escribano
d.r.
imagen: prensa