CONFESIÓN

CONFESIÓN
Confieso que mi mirada
no se centra únicamente en tu rostro.
Por amor a ti
amo cuanto me rodea
hablo del hombre y del árbol
de la luz y la oscuridad.
El bien y el mal duermen en mi boca
y todo lo humano me duele y me complace.
Por tu amor me distribuyo
entre el amigo y el caminante.
Vago con la palabra
ejerzo de bardo sin derecho a pitanza.
Soy tan invisible como el aire
tan pobre como la hoja que desnuda
baila un instante con el viento.
Mi mirada te reconoce en otras miradas
en la tristeza del anciano solitario
en la sonrisa del niño que
no sabe ha de crecer y por ello sufrir.
Me paseo por tu recuerdo
hago novela de la memoria
capítulo musical del primer beso
y ése penúltimo que nos dimos en la despedida
que no fue tal, fue un "hasta luego".
No sufras no tengo olvido que darte.
Mis ojos están llenos de imágenes
mi voz tiembla de miedo
ante las avalanchas de palabras
que piden salir de mi garganta
a borbotones sin orden ni concierto.
Por amor a ti
cuanto me rodea se hace mío sin serlo.
Asumo el llanto ajeno.
Salto las vallas que protegen el egoísmo
de la necesidad de vivir
muriendo mil veces ahogada
en mi Mediterráneo que ya es un mar de muertos.
Por amor a mi misma, te amo
y amándote con una cierta perplejidad
he despertado a la vida
comprendiendo la razón de mi apego a éste mundo
por tu amor a mi y éste mío que te entrego.
mabel escribano
d.r.
imagen: google