La tormenta
Quería destruirme contra los pedregales,
Contra una esfera de cristal;
Pero las aves nocturnas que me esperan
En las lindes de tu alma
Son la única razón por continuar.
Antes que las naves blancas zarparan
Buscando sueños persistentes,
Los vientos húmedos ya corrían violentos;
Aun así te aventuraste
Por rescatarlos y fuiste muy insistente.
Y me pareciste una isla para el náufrago
Que busca donde sostenerse
Y que derriba murallas por alcanzarte.
Fuiste la marea suave
Que besaba en silencio al viento helado.
Ahora que las agitadas aves han llegado
A las costas plateadas,
Los pétalos de tu alma se han deshojado
Como una lámina alba;
Y el bordado terso de tu piel ha brillado,
Como brillan los astros muy lejos de mí.
Y aquel navío perdido,
Donde un hombre redactaba estos versos,
Se ha quedado conmigo;
Y con él, ya hundidos, dejamos de existir.
Comentarios & Opiniones
Clara, recibo con aprecio tu halago y agradezco que estés pendiente de leer mis poemas; además,tu comentario me ha sacado una sonrisa, te agradezco por ello también. Un saludo cordial y hasta la próxima!