ÉXTASIS

Cual flor de madrugada, me abro al rocío de tus besos
a tu aliento en el punto exacto donde empieza mi cuello
y crecen en tus manos, como dos palomas, mis pechos,
donde el único sonido en mis oídos es tu tibio resuello.

Es tu néctar en mi vientre que engolosina mi cuerpo,
el que embriaga mis sentidos y embota mis pensamientos.

Estremece tu fuerza huracanada mis arcaicos cimientos
y la luz de tus ojos ingenuos acaricia mis oscuros deseos.

¿No escuchas amor mío el bullir soberbio de mi sangre,
el sonido inaudible de este corazón que ansioso late?

Entre nervios, células, arterias, se desgarra mi carne,
cuando mi espíritu alborotado entre tanta materia yace.

Bebe, amado mío, presuroso de este fresco manantial,
que no hay placer más delirante que el fluído vaginal,
ni mayor locura posible que se pueda comparar
con la pérdida de los sentidos ante el éxtasis de amar.