Una mañana Feliz
Una mañana feliz
La luz en la oscuridad dice que tus pisadas son fuertes, no hay piedra que no habrá camino para no mirarte escapar.
Son las seis de la mañana y el sol la llama que hay demora, todos corren a esa hora, bueno, “todos los que aman el amanecer”.
No hay pensamientos ni dudas, solo un reloj que anima que faltan diez vueltas por correr.
Llega María, la señora con más de cincuenta años y un listón rojo que alumbra sus ojos tan chiquitos; con ahínco sigue su destino sin ninguna distracción.
Entra Elena a la pista, es toda una diva en soledad, pues sigue soltera y lo único que le sobra son los billetes en la cartera. No hay carrera que se pierda, viajes y entrenamientos, las mejores gafas y los tenis de colección, admirable es su disciplina. Yo, por una vuelta y ella lleva 3 encima, me saluda y sigue su trote con decisión.
Luego, Carlitos, el profe de un equipo, son 6 integrantes con marcha segura, arrancan el calentamiento, pasos fijos y sin mucho apuro siguen la voz de su entrenador, de repente, un pito y una alta voz indican el comienzo y el rigor.
Todos admiramos el momento, pero cada quien con su rutina de carrera o paso lento.
Gabriela, a la que le gustaría ser la portada de revista, cinco vueltas se ajusta la licra, no mira a nadie y solo se retira.
La música me baña y sus cinco playlists se terminan, ¿pero qué decepción llevo 7 vueltas y me cuestionó qué sucedió? si experimentaba un acelerado corazón, dolores en la rodilla y hasta un calambre en la cadera.
Sin embargo, la rutina ha concluido y nos despedimos de los presentes. Una mano anuncia la salida y cada uno se va; es necesario abandonar la pista; será otro día para relatar.
Un día en la carrera es una entrega, experiencia que se asemeja a vivir un día más. La vida es un regalo, un don y una oportunidad.
Karen García



