Black Jack

No puedo. Disculpame pero ya no puedo.
¡Lo he hecho antes! He abierto mi corazón a los mejores postores, y nadie apostaba por mí. He probado a subastarlo, y acabo colgada de una pared gris oscuro, sostenida por clavos oxidados que no se acordaban de mí. He tenido que regalar sonrisas que han perdido todo su color, y escribir palabras que ya no cuentan historias. No puedo hacer como que sigo teniendo quince años, y esperar en una esquina comiendo chicle para saberte mejor, ni sonreír porque me gustas, ni llamarte diez veces si no apareces, preocupada por ti.
Perdoname, de verdad. He decepcionado a tanta gente por rendirme... Pero ya no soy esa persona, me han cambiado, yo he dejado que me cambien. Ahora si mi boca sabe a vodka te jodes, si mis neuronas no solo se fijan en ti y mis ojos ya no esquivan otros cuerpos, no esperes que me arrepienta mañana, si dormis solo, te lo buscaste vos. Mis canciones ya no son las de antes, ahora no dicen que me derrito en tu boca, que me iluminan tus ojos y que tus dedos son mi cielo. Dicen que eres un cabrón, que mi vida no es mejor y que solo me da ánimos el tenerte cada día más lejos.
Y por eso ahora no me enamoro. Por eso ahora no se me desactiva la alarma, ni me vuelvo idiota, ni me ciegan aquellos detalles que antes lo hacían. Ahora soy consciente de que las fichas se pesan en latidos y en tiempo, y la casa se lleva todo de mi si pierdo.