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Creo deje de existir.
Nuestros caminos nunca se cruzaron,
Mi nombre nunca se mencionó.
Ahora un lecho de alabanzas,
Es donde nunca dejas de soñar.
Yo miro desde la nada,
Pensado en que es mejor callar,
Pues que nada hable,suele molestar.

A veces el relampago me asalta,
Hiriéndome hondo como un punzón.
Me habla de que tú rozas el triunfo
Mientras que yo no.
Nunca fui arquitecto ni constructor,
Solo otro peldaño que pisar,
Desintegrandose tras el impulso,
Para que te creyesen levitar.

No duele el olvidar,
Eternamente recordar es castigo.
El quejido surge de saber
Que tu no me puedes ver
Aunque nunca me haya ido.
No mata el desaparecer,
Sino que niegues lo vivido.