Que suerte

Que suerte que lo nuestro siempre ha sido pasajero, porque no me cabe duda que fueron años junto a ti que se tornaron tan fugaces como un simple chasquido, años que sin ti o tú sin mí sin esperarlo acumulamos de improviso, como un suspiro, como un descuido y porque mucho de lo que estamos teniendo hoy en día siempre ha sido así, pasajero, sin pensarlo ni planearlo o porque no ha quedado de otra y simplemente decidió fluir así.

Lo tuyo y mío es tan pasajero como un mensaje de buenos días, como un abrir y cerrar de ojos, como un vaivén que entra y sale de tu encantadora figura en mis pupilas provocando nervios y sonrisas e inclusive hasta nostalgia, ni que decir de la aceleración cardíaca que me deja junto a una que otra manía o dos que tres fantasías. Tan pasajero como nuestras platicas por teléfono o a centímetros de distancia, como nuestras miradas indecentes que estoy seguro nos destrozan los sentidos pero curan hasta el alma. Pasajero como todo este cúmulo de emociones, pasajero como nuestras caricias y ese roce que provocan nuestros labios en cada beso dejando breves pero dulces y hasta ardientes sensaciones sin poderlas retener; pasajero como todo en esta vida al fin de cuentas.

Por supuesto que lo nuestro ha sido pasajero como el sonido de tu voz apoderándose de mi espacio, pero que de a poco se disuelve entre la nada. Pasajero como un puto cometa que cuando quiere se aparece, se reinventa y deja estelas donde sea. Pasajero como todo este amor que en cualquier maldito rato pueda irse al carajo. Pasajero como todo, pasajero como lo que hasta ahora nos ha pasado y sin embargo, lo mejor es que yo espero que al menos 39 años más a ti y a mí, pasajero o como sea...nos continúe ilusionando o inclusive hasta pasando.