Que me castigue la soledad si peco.

Nunca he probado tus labios,
pero los sueño como fruta fresca,
no he podido tocar tus cabellos negros,
al decir verdad lo más cerca que he estado
de tu negra cabellera, es cuando mi gato se deja acariciar
¡suave terciopelo!.

No tengo aquí el tacto ni el olfato de tu piel de oveja,
solo el dulce aroma de la tinta que derrama mi pluma
atrayendome a nuestras sublimes charlas
de noches tan cortas, y al asomarse la aurora
se filtra una pequeña luz por mitad de las cortinas,
señalando el espacio vacío que aun guardo para ti
en mi cama.

Me sonrojo sin dudarlo,
no me da miedo quererte
porque aunque hoy no estas aqui,
estas mas cerca y mas tangible que las estrellas que admiro
inspirandome a media noche, asomado
a mi ventana.

Cuando estés conmigo Belcebú,
solo asi acabara mi melancolía,
y mis letras como tu bella experiencia
serán eternas.

DNDA: Juan Santos
Dedicado a una "santa amistad"