Sauce que te derramas
por el cauce de tus venas,
que humilde te inclinas
para mostrar la belleza
de tu suave cabellera;
deja que me cobije
en la calidez de tu seno,
proteje con tus brazos
este indefinible deseo
de ser, como tu, árbol
que con mis ramas cubriera,
lo que solo es el loco sueño
del resurgir de una quimera.