¿ERES FELIZ?

Cuando todos nos hemos deseado:
prosperidad y felicidad.
Un día como éste,
me preguntaron:
-¿ Eres feliz?-
Como un autómata, respondí:
-Sí. Sin más explicaciones ni razonamientos.
Ahí quedó todo.
Mi interlocutora, quedó:
-al menos en apariencia,-
satisfecha con mi respuesta.

No sé si fue suficiente,
ni si satisfizo:
su curiosidad, duda, o interés.

Mas..., cuando llegué al refugio de mi soledad,
tras haberla gozado en su plenitud de mujer,
me hice la misma pregunta.
-¿ Soy feliz ?-
Un torrente de respuestas en torbellino,
atropelladas las unas sobre las otras,
se imponían para responder a mi interrogante,
y dejarme,
tras tanta respuesta, confundido y sin respuesta.

Hoy me sigo preguntando:
-¿ Soy feliz ?-
-¿Qué parámetros ha de cumplir mi vida,
para ser autentificada como feliz?-:
¿Gozar con la amistad?
¿Amar y ser amado?
¿Disponer de bienes en abundancia?
¿Alimentar con el arte mi espíritu?
¿Recibir cuanto el mundo puede ofrecerme?
¿Viajar y conocer:
otros mundos, otras culturas,
otras formas de pensar?...

Después de haber disfrutado de todo,
vengo a concluir:
-que nada me hizo plenamente feliz-.
Cada parcela disfrutada,
me venía teñida de un halo hiriente que me impedía alcanzar el culmen,
para poder afirmar rotundamente:
-¡ Soy feliz !-

Cuando mi ser se ha despojado de casi todo,
cuando nada ambiciona ni ansía,
cuando cada cosa adquiere su justo valor,
estoy comenzando a percibir en mi espíritu,
la serena sensación de la dicha,
que se aproxima a la felicidad.