El profeta
poema de José Manuel Pérez
¿A quién adoráis, nómadas proscritos?
Os inclináis ante un becerro, ¡idólatras!
La cólera de Jehová se abatirá sobre vosotros.
Habéis olvidado lo que enseñaron vuestros padres:
los dioses no se eligen, nos han sido impuestos
y sus designios no se discuten.
Vuestro corazón se llenaría de angustia
si escuchaseis la voz de los profetas.
Que el látigo caiga sobre las espaldas
de otros pueblos.
Heríos los pies con la arena ardiente del desierto
hasta que las llagas os impidan andar,
hundíos en las entrañas de las rocas
para que las montañas os protejan de la ira de Dios.
¿Adónde iréis si Él os abandona de nuevo?
El calor abre grietas, las piedras se desmoronan.
Pero nadie, nadie escucha al profeta.
Comentarios & Opiniones
Bueno para reflexionar.
Si con Estrabón (63 o 64 a. C.) nos llega el Serapeum de Saqqara, y visitando los vericuetos de sus profundidades se pueden notar escritos en lenguas pre dinásticas y la falta de muchísimas estelas con sus espacios vacíos que
dejaron los ladrones de conocimientos. Luego en la actual villa de Delfos, al pie del monte Parnaso, en el en el pronaos del templo de Apolo se leía un aforismo: “CONÓCETE A TI MISMO”.
El hecho es que con los reyes y asaltantes juntos, su clero fue
adaptando la sabiduría robada a sus mezquinos intereses, con el resultado de un dios rabioso y vengativo a su imagen y semejanza, no a la inversa.Si la verdad hace libre al hombre, vale aunque resulte dolorosa y muy tiste.
Queda el camino de la
mística y su revelación o nada. ¿Qué se puede hacer? ¡Así es la vida!
Cordial saludo y hasta nueva publicación.
Otro bien descriptivo saludos
quise decir que este es otro bien descrito de Azrael
Gracias admirado Artífice por sus siempre agudos comentarios. Qué razón tiene con lo de mística y revelación. UN saludo cordial y hasta la próxima poesía.
Agradecido Ladanza por su lectura y comentario. Saludo cordial
muy interesante tema poco visto por aqui mis felicitaciones
La voz del profeta que advierte, sobre todo, una fe ciega. Buenas palabras. La verdadera fe es la que se conoce. No hay duda.
Mi admiración y respeto.
¡Abrazo!
Gracias María y Mario (coincidencia!) por vuestras amables palabras. Saludo cordial desde Madrid, España