La mansión del terror

poema de "Joreman"

La mansión del terror

Una noche oscura, de relámpagos y truenos, de nubarrones y borrascas tormentosas
Caminaba un forajido solitario, por un camino empedrado de sombras tenebrosas
Pasó presuroso el puente colgante, de movimientos y vaivenes de alaridos angustiosos
De aquel precipicio de la quebrada de los espantos, de los angustiantes y desterrados leprosos
El malhechor, sudaba a borbotones del miedo de caminar errante, agitado y presuroso
Se escuchaban a lo lejos, aullidos de hambrientos lobos y pisadas de huellas quejumbrosas
Aceleró el paso y el camino se estrechaba del desfiladero entre la oscuridad montañosa
El maleante miró hacia atrás y el paso de cerraba, con una tupida neblina blanca espumosa
De repente divisó muy cerca, una casa negra, descuidada, sucia y andrajosa
El portón antiguo de madera se abrió con chirridos alarmantes, con movimientos estrepitosa
El bandido escuchaba muy cerca el resoplido de los lobos y entró a la casona, tropezando en forma estruendosa
Allí dentro, toda era oscuridad y miedo, de calma, sorpresas y sosiegos parsimoniosas
Afuera empezó a tronar con relámpagos, que iluminaban la casona grande, nauseabunda y espaciosa
El pulso se le aceleró al bribón y se llenó de pavor y pánico, de ver que algo se movía en forma silenciosa y misteriosa
Las mechas del hampón se encresparon y la piel se le erizó ansiosamente de estupor temblorosa
De un aposento salió un esqueleto, danzando dantescamente con movimientos asombrosa
Al granuja, se le hizo un nudo en la garganta, mudo y sin voz, de señales de auxilios angustiosas
Revoleteaban por el recinto unas calaveras y se bamboleaban como sombras presurosas
Empezó a escuchar voces de ultratumba, espeluznantes, pavorosas y horrorosas
Salían del sótano y subían por las escaleras, gritos alucinantes horrendos escalofriantes y espantosos
El facineroso, estaba en una guarida de difuntos encantados, apestosos, nauseabundos y olorosos
Eran muertos endemoniados de quejidos dantescos, morbosos y tumultuosos
El resplandor de los relámpagos dejaba ver el tejido de telarañas fastidiosas y escabrosas
Las escaleras empezaron a crujir y empezó a sentir un pánico que hiela la sangre atroz y peligrosa
De pronto, sobre la pared empezó a surgir la escalofriante sombra de lucifer, con cachos y rabo de olores a chivo viejo y azufre, de movimientos fantasiosa
El bribón estaba metido en la mansión del terror, de misterio, de horrores de tumbas cavernosas
Escuchaba voces de espíritus del más allá, malignos alucinantes y pavorosos
Fuerzas oscuras de satanás, que albergan en almas de orgullos y de maldades estruendosas
Ímpetu, malicia crueldad, muerte y depravación del ser de egos de riqueza y de robos lujuriosas
Se arrinconó sobre el alero de un cobertizo pidiendo perdón el malhechor y se empezó a abrir el piso, como tierra de arenisca polvorosa
Y comenzó a surgir de la tierra un sarcófago, con la tapa del ataúd abierta, sacudiéndose y moviéndose estruendosamente garbosa
Mansión del terror, llena de catacumbas, de muertos, de esqueletos de sombras oscuras resbalosas
Y sobre los pies del tenebroso antisocial, se abrió otro sepulcro oscuro y nauseabundo de cubierta haraposa
Se resbaló en la tierra movediza y cayó de bruces en la sepultura sin cajón y la tapa se cerró en forma silenciosa y misteriosa
Se escuchó el crujir al cerrarse la tapa del sarcófago y allí quedó el villano, que, en cuerpo y alma en el inframundo, de dolores angustiantes reposa
Encerrado en el infierno y en tinieblas angustiosamente por nadie visto y se esfumó en forma vaporosa
Se fue la vida de un malhechor, de un asesino, de un corrupto, sabiendo que la vida es preciosa, linda esplendorosa y muy hermosa
Y allí en la mansión del terror, quedaron esparcidos sus alaridos, sus lágrimas, sus maldades, sus atrocidades, sus robos, sus masacres, sus crimines y también sus miedos, en forma de alaridos y sombras melodiosas.

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla -Bucaramanga agosto 25-2022