Entre luces y sombras.

Mientras el motor
de la curiosidad y la
incansable búsqueda de
conocimiento,
continúan indagando
lo desconocido,
abriéndose nuevos caminos
hacia senderos de luz,
claros y posibles.

Ya sea obra de
una civilización superior,
el azar,
o fruto de un diseño
que no podemos entender,
la eterna incógnita persiste
imposible de descifrar.

En un recorrido
eterno, con
destino
certero y seguro,
el más allá de
la muerte,
permanece entre luces
y sombras:

Desconocido.

Tal vez,
así debe ser.
De lo contrario,
¿este juego
tendría sentido?

Por lo tanto, si la evolución
humana está intrínsecamente
ligada al universo que le
contiene, emerge una
pregunta esencial:

¿Es el universo
una entidad viva,
consciente de sí misma
y capaz de pensar?

Y si lo es,
¿por qué guarda silencio ante
sus habitantes
y no revela sus secretos?

Tal vez, en la misma esencia
del universo,
entre luces y sombras,
se encuentra
la respuesta que yace
más allá de la muerte.

Y haya de ser así,
pues esa eterna incógnita,
es la lógica perfecta
y el mayor de los sentidos.

Sin ella,
¿cómo podría la vida
tener su lógica y razón de ser,
más allá del crecimiento
personal y dar lo mejor
de uno mismo?