Entre el clavel y la espada
Entre el clavel y la espada
hay la distancia suficiente
como para hacer de la vida
un latido.
Ahí puedo encontrar el pétalo donde sembré mi último llanto
y el tallo con el que amordacé mi primer beso.
Aprendo que el miedo es una elección,
consigo ver la diferencia entre
la muerte y el olvido.
Apenas cabe mi sombra, con suerte el alma.
Y mientras afilo un puñado de intenciones,
recuerdo todas esas veces
en las que estaba vivo
y canto leyendas en voz baja.
Entre el clavel y la espada
cuento las promesas que soy,
confieso los deseos sometí
y pierdo los motivos por los que huí.
En ese hueco habita
la sangre del acero y el pulso de la semilla,
el silencio del filo en las costillas y el olor a primavera,
la sed de la herida y las raíces del miedo.
El tiempo se convierte en un infarto solemne.
Entre el clavel y la espada,
entre Alberti y su nostalgia,
entre un marinero y su mar,
entre el ancla y la estrella
entre el viento y la vela.