Las estrellas se apiadaron de él y resucitó siendo luz. Aunque, aquel que era luz, fue opacado por los demás. Su sonrisa y su corazón se tornaron oscuros, ya era demasiado tarde. Había caído en la depravación. Mientras, las estrellas lloraban al ver lo sucedido, sus lágrimas eran de fuego azul, un fuego débil. Pareciera como si todo cambiara, cada pensamiento era distinto, cada sentimiento era de soledad y muerte pero, hubo... hubo algo que lo cambió todo, que lo cambió a él. Ahora todo su ser era ella, sólo ella. Su sonrisa brillaba más que mil soles, sus ojos eran como un eclipse, sus labios como la superficie de las estrellas; todo en ella era luz, era vida, simplemente era todo para él. Y sin pensarlo, se enamoró, y gracias a eso nuevamente toda su existencia cambió, aquel que había caído en la depravación, finalizó convirtiéndose en un sol, un sol que brillaría eternamente.

Comentarios & Opiniones

JOSE FLANDEZ

Bellísimo poema pleno de encantadoras imágenes... realmente me encantó. Un fraternal saludo y todas las estrellas para tu inspiración, poeta.

Critica: 
Joelfortunato

Saludos cordiales. Buenas letras,buen tema de sentimientos abundantes en colores solares. Reciba mi respeto y amistad le envío.

Critica: 
Javier andres winchester

Muchas Gracias!

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