Matías Sanchez

poema de jacs12

28 de Febrero.
Eran jóvenes. Él seis años mayor.
Nadie lo sabía, pero antes de conocerse empezaron a amarse.
Antes de existir ya se sentían cerca, ya pensaban el uno en el otro.
Y cuando llegó el momento la suerte fue infinita. El dolor no tenía sentido en ninguno de esos días.
Maravillosas miradas.
Dedos sigilosos apostando cariño, esperanza, ganas de amar. De entrelazarse hasta estar seguros que nadie los iba a separar.
Una historia inevitable.
En la que compartían el aire entre kilómetros.
Enfrentaban las distancias llorando en las despedidas y amándose en cada amanecer juntos.
El mundo estaba a sus pies, los coches se paraban para dejarles besarse entre su intimidad, entre sus carrocerías de noche estrellada.
En sus callejones.
En sus incoherentes conversaciones a las tres de la mañana.
Todo aquello era real.
Real, si, muy real.

Un amor inmune.
Inmune al frío con su calor.
Inmune a perderse, a dejarse ir.
A estancarse en el olvido.
Inmune a todo.
Superior.

16 de Abril.
Tentaron al futuro.
Sus latidos empujaron a crear algo más fuerte. Algo imborrable.
Un cielo en el que perderse toda la vida, y no dejar de volar.
Una locura fundamentada.
La máxima expresión de su amor.
Si, de su amor.
Porque ellos se amaban.
Se amaban hasta decirlo tantas veces que sonara obsesión.
Tantas veces que se perdía la cuenta, que quizás cualquiera pensase que era demasiado.
Pero al leerlo, oírlo, pensarlo.. Temblaban.
Eso lo justificaba todo.

30 de Julio.
Se acabó.

Las respuestas no llegaron.
Se perdieron sin darse cuenta.
Ella lo amaba.
Él regalaba su alma a cualquiera.

Y su verdad seguía en su vientre.
Sin poder decir "adiós", y dejando huella de ese inmenso amor.

Perdiendo el norte.
Dejando al dolor adueñarse de sus fuerzas. Compartiendo. Despedazando. Ladrando sus miserias dentro de ella.
Noches ingobernables.
Depresiones al amanecer, sabiendo que era tarde.
Tarde para volver.
Para perdonar.
Para dejar de ser.

Necesidades. Agotamiento. Suicidio soñado. Puñal deseado. Fracasos del destino.
Ese que siempre amará.
Sufrimiento amado, querido, idolatrado.

Olvido próximo no asimilado.
El amor no pudo hacer mucho contra esas lágrimas.
Los males eran infinitos. Ella no lo daba por perdido. Idiota. Estúpida. Masoquista.

27 de Enero.
6:27 a.m.
Vio sus ojos llenos de ilusión, de gozo y plenitud.
Lo había conseguido.
Las fuerzas no la habían abandonado, y había logrado dar un infinito sentido a su inmenso amor.
Logró demostrar todo lo que significaba para ella.
Lo logró.
Se sentía débil, pero profundamente feliz.
De esa felicidad que viene recubierta de una capa amarga de agonía, pero que, al fin y al cabo, existe. Y ahí estaba.
Ahora ya podía pasar cualquier cosa con ella. Morir o renacer.
No le daba importancia.
No era relevante.
Su amor había cobrado forma, peso y nombre.
Y eso era más fuerte que cualquier tiempo, lugar, hecho, emoción, palabra, daño, historia..
Era lo que más amaría en la vida.
Era lo que le unía a él.

Comentarios & Opiniones

María del Rocío

Preciosa historia! gracias por el recorrido de un par de seres amándose!

Critica: