La Blanca Cuna

poema de Octaviano

Estaba borracho. Bajo la clara Luna;
Un hermoso miércoles de madrugrada.

El cielo era océano en níveas espumas,
Dormidas en olas celestes calmadas.

El monte un arpegio; mudo en letanías,
De armoniosas notas, que brotaban hadas;

Y en la verde hoguera, el Sol se escondía,
Tras la tierra desnuda y febril que danzaba.

En huecas botellas, hablaba y la oía,
Cuando justo bebía para acallarla;

Y llenas estaban de tanta tristeza,
Que por mis ojos tuve que derramarlas.

Allí. Callado. Bajo la blanda noche,
Caminé hacia las puertas de un camposanto,

O aquello debió de parecerme a mí:
Oír la dulce voz, del postrero canto.

Y el dolor no cesaba en amargos llantos;
Y nada a la hambruna del alma saciaba;

Y un mundo tan ancho, de poco era tanto,
Que su boca; la mía, besó agotada.

Estaba borracho. Bajo la clara Luna.
Tan hermosa fue, aquella vida dejada;

Tan negra el vacío, cubría mi cuna,
Que volví por la puerta por donde entraba.

Comentarios & Opiniones

La Dama Azul

Caballero, vuestras letras son exquisitas. Guardo tan selecto trabajo en mi baúl.

Reciba mis cordiales saludos y mi reconocimiento a vuestro arte.

Critica: 
La Dama Azul

Estrellas todas.

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