CXXXVIII

poema de Iset

El joven escritor tentado por la fama y el ardor de la inmortalidad
se dispuso a sentarse y estudiar sin parar todos los sortilegios y maromas
usadas por los grandes poetas para construir románticas realidades.
Pocos no fueron los años que le tomó completar semejante empresa,
debiste haber visto sus ojos cuando terminó,
se sentía más poderoso que cualquier mitología.
Entonces empezó a escribir, y con tal dominio de las palabras
pudo dar vida a todos sus sueños perdidos,
navegaba el tiempo a su antojo, deteniéndolo para apreciar una bella sonrisa
y acelerándolo precipitadamente para esquivar la muerte.
Con su recóndito vocabulario llegó a conquistar las cinco esquinas del universo,
la vida no dejaba de fluir por las puntas de sus dedos,
pero cuando se propuso ponerle fin a su fantasía,
cuando solo le faltaba una oración para terminar de atar el inesperado final
se dio cuenta que esas páginas contenían todo su poder, todos sus sueños conquistados,
todos los destinos dominados y terminarlo significaría
ya no tener qué escribir, o ya no tener qué vivir, que es la misma cosa.

Comentarios & Opiniones

Isra

Me ha encantado. Enhorabuena. Un abrazo.

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