Nevada Eterna

poema de Gores Garlop

No sé cómo sacarte,
cómo dejar de pensarte,
cómo hacer para no extrañarte,
cómo seguir adelante...

Me dicen: "Continua tu camino,
conserva tu brillo".
Y puede que suene fácil,
pero no… no es así.
Cada día estás más en mí,
y de mi mente no logras salir.

Es inevitable no desear verte,
o en las noches frías no soñarte,
aunque sé que ya no estás aquí,
desearía al menos saber algo de ti.

Aunque recordarte....
me hace mucho daño,
porque confundo al corazón,
y cada vez más te extraño.

Pero ¿cómo no hacerlo?
Si vi todo crecer… y ahora lo pierdo.
Si a diario mucho compartíamos,
y en cada risa, felices nos perdíamos...

Momentos simples,
se sentían como eclipses,
como estrellas fugaces,
que adornan el cielo por un instante,
volviéndolo maravilloso e impactante.

Pero ahora todas las anécdotas,
se condensan como fuertes gotas
que caen como diluvio
sin freno, alguno...
consumiendo mis sueños,
mis sentimientos, mis anhelos...

hoy solo vivo entre sombras
que no puedo dejar atrás;
cada una lleva tu marca,
y de forma cruel todo de mi abarca,
dejándome atrapado
en un ayer que se niega a ser enterrado.

¿Cómo llenar este vacío inmenso?
¿Cómo dar otro paso, sin sentir el peso?
Tu silueta, constante y densa,
me acompaña con firmeza,
intentando absorber mi escancia.
Sencillamente… no sales de mi cabeza.

Quizá la respuesta no es olvidarte,
es llevarte conmigo a todas partes,
como un susurro en mi interior,
como una brisa fría cargada de dolor,
que me congela, que me aterra.
Eres un puñal que en mi se entierra…

Todo me arrastra
a esta nevada que siento eterna,
donde el corazón en esta pena
palpita triste y se congela,
se queda sin brillo, sin sentido,
completamente reprimido,
sin existir, sin sentir,
sin un ritmo constante en su latir.