Concepción

Si hubiera habido mar, allí estarías.
Luciendo tu cabello esplendoroso,
dorado como el sol del mes de agosto.
Pero nacimos cerca de la sierra
en un pueblito que queremos mucho
porque dejó fragancias placenteras
en los momentos que vivimos juntos.

¡Oh memorables días, cuanto os quise!

Volvamos al pasado hermana mía,
y entremos en la humilde sacristía
donde fuiste discípula de monjas
porque deseabas ir al monasterio.
Y aunque no se cumplió tu dulce sueño,
siempre buscaste a Dios a tu manera.

Te pareciste tanto a nuestro padre,
en el suave destello de tu piel,
y en las facciones finas y delgadas
que nos brindó su cara enternecida.

En esa juventud tan olvidada
un hombre malo se cruzó en tu vida
dejándote dolida por un tiempo,
porque luego el dolor se volvió un hijo,
dejándote por siempre bendecida.

No te venció el dolor, ni la tristeza
pudo dejarte herida para siempre.
Las alas te crecieron, y el amor,
brotó como una fuente de ilusiones...

Aprendiste a esperar y ha tener fe,
sin importar que oscuro venga el cielo.
Cuando te cerca el mal, vas a Jesús,
y en su plácida luz ayas consuelo.

Tu nombre fue María concepción,
y no supe ni cuando ni porque
te nombramos "Conchita" lo recuerdas.
Han pasado los años hermanita
y aun portas tus lentes que de niña,
nos inspiraron a llamarte “turnia"
Porque en casa sobraban los apodos.
También recordaras que fuiste ”gata"
por tu cariño fiel hacia los gatos.

Cuantos ratos amables nos llegaron.
¡Oh mi preciosa hermana! Yo te miro
pequeña, correteando en el jardín,
o esperando los brazos de mi padre.

Germán g