Duermevela…

Siente como llegan hasta tu morada grandes ilusiones y vacías ansias, estoy aquí tras tus pasos, tus miradas, tus abrazos, tus palabras, tus trozos de cielo y una que otra estrella que ilumina el alma.

Los recuerdos
Se asoman solitarios
A las estancias del alma
Y sufren los pálidos
Silencios de la soledad,
Huésped amarga de los sueños vacíos
Y viciados de sombras claroscuras,
De sentimientos muertos y mohínos,
Taraceados en maderos secos,
Que adoquinados hacen
El camino ya vivido
En las épocas tiernas de la vida…

Y los frugosos jugos del amor,
Que emanan de los poros más profundos
En las entrañas de una piel
Que de nuevo anhela ser amada:
Se convierten en pequeñas gotas
Que humedecen tiernamente el alma.

Ahora llueve y todas las cosas
Que aquí yacen, se entristecen
Y se tornan frías:
Tu voz, los recuerdos,
El tibio sopor de un sueño,
Hasta aquellas gotas de amor
Que aún quedan en mi alma
Y de vez en cuando, salen presurosas
Calcinando a mis pálidos labios,
Cual llamas que quebrantan
A aquel silencio que duerme
En mi íntima morada…

¡Roto el silencio,
Muerto el sueño ¡
No hay nada más que pueda
Murmurar bajo esta lluvia o
Bajo el velo frágil de la noche muda,
Porque aún con toda la oscuridad
Que cubre estos labios…
Puedo decir que te amo.