Lei, signore.

Indicio bruma y enriquecida claridad,
sigilosa cifra entre las cosas;
lugar dónde todas las verdades
no pretendiesen hablar.

Un aspecto de espíritu eterno,
que mora derramado en el impacto
de un ramo dinámico e impredecible,
cual sustantivo viviente del jardín efímero.

Fractal sentimiento
con aspecto crepuscular,
exhalando tersas melodías.

Sendero transitable e impedimento de nueva antorcha,
cual abatida alquimia en la faz de los palacios.

Instalada devoción
extrayendo de cada sigla y versal;
un derroche encendido en aromas lirios,
y sepultados trazos en las internas capas de centenas de palimpsestos.

Una cima coronada, por capas de blancura provenidas de la nieve fresca.

Veladas que giran atadas
cual centinelas de los templos
sosteniendo los signos de Tauro.

«Lei, signore» astro fijante que cabalga peregrino
hasta la séptima puerta del ímpetu,
al pie de un olivo.
*

Fondo musical: Mi Mancherai - Josh Groban - Il postino (El cartero de Neruda)
Mayo 18, 2017
© 2017 Gabriela Ponce de León, La Dama Azul. Todos los derechos reservados.