Veneno

poema de Antonio Liz

En mis días existen poemas oscuros de revelación a la mortalidad. Se enfrenta mi lado seguro contra mi inseguridad impertinente, y declaro la ambición de nunca decir que seré feliz. La harmonía se involucra en la tempestad, y la mente sana injiere la pura frialdad. Dedico la pasión de la vida a mi pasado, y empiezo a creer en lo desconocido. Me alegra la fantasía de que no sé que se encuentra después de esta vida, ya que interpreto responsablemente la decisión de terminar conmigo. Que horas más dolorosas, y  que momentos más escasos de calor humano. En mi argumento entre la vida y el más allá, entiendo que pesa más mi memoria al peso neto del contenido tóxico. Y es cuando opino ya tarde, que por tan poco valor, insistí en dicha decisión.