Plot twist

El día después de verte se siente como el post fiesta.
Vacío, lluvioso, gris. Como si algo faltara.
Como si hubiera probado una droga que luego del frenesí trajera consigo angustia, desesperanza.
Tú, como una caja musical, percutiendo todo a tu paso, llenando el silencio con tu imitación de cada sonido, de cada compás que se escuchaba en la radio. Parecías un niño, como en antaño, cuando solíamos salir por helado.
Creí que te habías vuelto frío con los años, pero no, el niño que conocí aquel verano sigue ahí. Bajo esa coraza de frialdad y depresión que muestras al mundo mientras fumas en mi patio con aire de indiferencia.
No, tú eres más. Eres el “miau” que repites constantemente mientras suena la canción.
Eres la rutina de comedia que guardas en las notas de tu celular.
Eres la sonrisa que se forma en tus ojos cuando recuerdas el nombre del local de comida de mi tia.
No eres frío, aunque sé que mi cama no es la única que te acogerá esta semana.
Maldición, eres mi amigo. El que roza mi cuerpo con admiración mientras murmura con rabia que también desea verse así. El que me dice que deje de hablarle al que me rompió el corazón mientras se toma un té y yo prefiero un tom collins.
Somos tú y yo.
Al fin alcanzando la amistad con la que siempre soñamos.
Yo, la que te abraza con el corazón congelado, roto y malgastado.
Tú, el que puede tocarme sin miedo a herirme, porque ya hubo alguien más que me ha hecho daño.
Ahora puedes fingir ser mi héroe, cuando antes siempre fuiste el villano.