Pedazo de hojalata

Quizá ya dejaste de leerme después de estos años. En verdad, eso espero, porque lo que diré ahora no será romántico ni bonito. Mucho menos poético.
Verte compartir una foto con alguien es algo que jamás creí ver. En mi fuero interno siempre pensé que volverías, que nunca dejaste de amarme, porque no logro entender que hayas dejado de hacerlo. Aunque yo, ya no te amo hace ya bastante tiempo.
Soñaba con que vendrías y podría rechazarte como siempre debió ser.
Soñaba con que te quedaras solo, porque el daño que me hiciste debería ser tu karma para el resto de tus días.
¿Cómo es posible que alguien capaz de hacer tanto daño tenga a alguien nuevo? ¿Por qué el karma pega tan fuerte a algunos y tan poco a otros?
No me parece justo.
Porque él no me vio llorar noche tras noche antes de que me rompiera por teléfono.
No lo vio, porque no tuvo el coraje de venir a verme.
Dios, me debes una venganza, por inmaduro que suene.
Yo merezco tener a alguien bueno y él no merece nada.
Mi psicóloga estaría orgullosa, porque por primera vez en mucho tiempo, soy capaz de sentir rabia.
Maldita sea, es que no soporto que en su historia, yo sea la que lo llamaba cien veces al día y la que rogó porque se quedara. Porque para mí, ese papel era de él. El narcisismo puro.
Por eso no me duele que aquel otro chico me ignore, ya que eso es esperable. Lo acepto porque él es oro puro.
Pero imaginen ser despreciada por un pedazo de hojalata.
Dios, por favor, ya quítame el narcisismo.