La universidad y sus noches

Esa noche, amigo mío.
Yo colgada de tu brazo, como aferrada de un trozo de madera en medio de un naufragio. Tú, sosteniendo mis pedazos rotos después de una de tantas desilusiones.
Tú, preguntándome: “¿estás pensando en él mientras me besas?”
Mientras yo no sentía nada, ni mi propia existencia.
La locura y paz de no recordar ni tu nombre.
Ojalá pudiera permanecer ahí por siempre.
Solo pensaba: “No me lleves de vuelta a la orilla, que no puedo con el amanecer.”