Cuando era 2016

Entonces escucho aquel disco de Ariana Grande que escuchaba en el 2016. El año en que creí amar por primera vez, probablemente sin saber lo que era.
Es curioso, porque su canciones ahora también me hacen pensar en ti, pero tienen un matiz de dolor antiguo.
Me saben a esas noches de incertidumbre, cuando en vez de estudiar me la pasaba en vela hasta las dos de la madrugada, pensando en qué quizás, si tenía suerte, él me visitaría cuando su fiesta hubiera terminado.
Los tiempos en que todo se sentía nuevo, como una quinceañera que llegaba demasiado tarde a su propia celebración.
Cuando me creía grande sin saber en lo que me estaba metiendo. Cuando todos me advertían que me cuidara el corazón, pero yo les decía que él era bueno, que no lo conocían como yo. Lo peor es que lo sigo creyendo, quizá incluso, podría decirse que lo sigo queriendo, a pesar de que ahora amo a alguien más. Cuando alguien más me rompe el corazón.
Entonces repito este disco y me aferro a ese dolor antiguo, añejo. Porque ese dolor que me hacía gritar en el piso de mi habitación, me da menos miedo que el que sentí durante todo el verano, que el que sigo sintiendo por las noches, cuando despierto gritando entre sueños. Ese dolor que me quitó parte de mi esencia, me asusta menos que este dolor que día tras día destruye otra parte de mi alma.