LOS DOS, LOS MIL

LOS DOS, LOS MIL

Nunca es blanco, ni gris, ni de ningún color,
siempre se aventura a lo imposible
y las voces que llaman a los viajeros
son más boscosas que un dios
enojado una mañana sin fe, está solo,
está vacío en su habitación de ideas
y yo que soy todas las frases
de su lucha, me congelo bajo
los párpados rojos de su necesidad,
le llama el humo, la dicha
momentánea de los lobos
cuando muerden carnes y secretos…
ahí están, los dos, los mil negando el acabose,
evitando la verdad de la muerte próxima,
cerca, muy cerca de los barcos destinados
al naufragio…