Si que ardía esa noche.

Cargue con lo poco que me quedaba, es decir solo las cosas que estaban en mis bolsillos, las llaves de un apartamento al cual ya no podía entrar, las llaves del auto que no era mío, la foto de la chica que me acababa de alejar, las tarjetas de crédito y débito que de nada me servían, pues el dinero me daba igual, mi celular con casi nada importante salvo los mensajes de ella, y las fotos y las pocas canciones, los audífonos. y de todo esto que si algo valía era poder oír música y escapar de nuevo. ¿Nunca podía acabar algo bien?
Me di cuenta otra vez que no tenía nada, que todo era falso, que entre más me aferraba a cosas como esas más vació me encontraba.
vació...vaya vació ya me sentía desde antes de esto, solo la vida me lo recordó quitándome mis distractores,
Solo me quedaba ella que no sé por qué no se alejaba de mí, me hacía creer que tal vez ella en verdad soñaba igual que yo, tal vez por eso me aguantaba,
Para ese tiempo mi humor decaía, pero no mi sueño ni mi ardor.
Fue cuando salía a caminar, si, fue esa noche, corrí, me aloje debajo de una banca del parque, me escondí ahí esperando me ocultara, me arropara, me quitara la vergüenza de existir, me embriague en ideas raras, estaba tan mal herido, todo siempre se cae, todo siempre se acaba, yo no puedo creer en nada eterno más que el amor.
Ahí debajo de la banca, sucio y triste empecé a rascar un agujero, un nuevo hogar, un paraíso de tierra mierda y lombrices, no estaba tan mal comparado con la ciudad y sus malas visiones. Por fin en el agujero encontré paz, tragué tierra y me morí, pensé en tantas cosas, en lo que sí valía la pena, en que estaba realmente confundido, pero no podía agarrar una autocondecendencia, que estaba Felipe mi gato esperando por mí y que tal vez también el amor. empecé a alucinar y vi luces, vi y sentí mi vida caer y levantarse.
Me gire, saque la cara del suelo y vi el hermoso trazo que hacia la luz al cruzar el árbol, los árboles del parque, olía a tierra mojada, me levante sucio y solo. y pensé que tal vez si podría solucionarlo todo.
Que tal vez solo era que no sabía vivir.
Que tal vez solo estaba enamorado de mi propio dolor, siempre intentando arder.
y sí que ardía esa noche.

Comentarios & Opiniones

Fernando Hernández Ceballos

Muchas gracias. y vamos pa´delante.

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