La quiero tanto...

Ya se está haciendo costumbre que a ésta hora del día piense en usted si, a veces peco de imprudente y la quiero más de lo que en las aventuras ocasionales está permitido pero; no la quiero del todo, es decir, no para traerla conmigo y ponerla a resguardo, ni para cambiarle la vida que usted se ha construido con sus buenas y sus malas decisiones. No, el problema es mío porque con toda libertad la metí en ésta historia, le di el protagónico de estos días, la importancia de lo que dure ésta caricatura de felicidad que actuamos. Si digo que la quiero más es porque, la pienso un poco más de lo que debería, sé que es de común acuerdo que los besos no serían las ataduras, ni las raíces; sino el tiempo. Sé que en un corazón de frecuentes heridas como el que le ofrezco; el amor no tiene cabida, sé que las ganas que nos dimos no son para separarnos de nuestras propias vidas, sé que solo es para sacudir el polvo de nuestros cuerpos; acumulado por falta de caricias. Inició con su pelo corto, sus manos suaves y sus bellos ojos pero, el pelo crece, sus manos se distancían, y aunque son bellos sus ojos, ya no me miran como hace algunos meses, ya no la veo con las mismas ansias y, aún así siento que la adoro, ahora sus ojos me dicen que me quiere y sus manos me alejan, sus ausencias me derrumban, llegamos a nuestra cita como si fuéramos a comprar las cosas del día. Supongo por sus lágrimas y sus palabras que, en casa las cosas son más frías y menguan su alma y me deja a un lado. Lo sé muy bien, dejemos que pasen las horas, que se seque su llanto, sabe usted de sobra; hermosa mujer de ojos castaños que yo, que yo la quiero tanto.
***"La quiero tanto"
Extracto de "Amor de un viejo"
Todos los derechos reservados,
Ciudad de México, 14/09/2021
Adrián***