DIOS DE LA VERDAD PLENA

Caminaba por entre el mar y la arena,
entre polvo y maleza,
entre la necesidad y la pena,
entre la sed y el hambre espiritual,
entre la llenez y el vacio de la existencia,
entre la duda y la incertidumbre;
Tú bien lo sabes.

En esa caminata anhelaba encontrarte,
verte Cara a cara,
porque la zarza de mi alma estaba ardiendo.

Como Moisés en la montaña
me quite las sandalias
Y pregunte tu nombre.
Quice liberarme del egipto de la ignorancia
y del faraon de la duda
pero a cambio de mi deseo,
de tí no recibí respuesta,
ni tablas,
ni mandatos,
ni escuche tu nombre;
solo recibí tu silencio,
TU abismal silencio.

Y seguí caminando...

Repentinamente
aligerada sentí mi carga
y te descubrí a mi lado,
callado,
dándome vida,
DIOS del amor profundo;
dando sentido a mi existencia
Dios de la libertad suprema;
Dando espeanza a mi busqueda y a mi camino
Dios de la historia y de la verdad plena;
dejando tus huellas en mi vida y en mi existencia,
en mi mar y en mi arena;
Dios de la luz y de las sombras,
delicado AMOR del silencio y de la ternura.

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