Mujeres

Mujeres
I
Género enigmático de muchos y estimulantes saberes.
Exquisitez sublime y corona de los pasionales deberes.
Manantial interminable de ardientes ganas y quereres.
Atrayente misterio bajado del inmortal cielo: ¡mujeres!
II
No están para lidiar con lo feo de la vida y sus pesares.
Vinieron a peregrinar con los hombres el terrenal viaje.
Sin cadenas que las aten a los grises y rudos paisajes.
Han de ser llevadas como soberanas en sus carruajes.
III
Derrochan sensualidad en sus cadenciosos ademanes.
Prefieren los más preciosos, selectos y lujosos ropajes.
Consagran horas y horas en sus caras y el maquillaje.
Son la figura exacta que armoniza y adorna los linajes.
IV
Pueden convertir al más capaz en un niño en pañales.
Simulan inocencia y enredan con sus juegos carnales.
Aman la hombría que por ellas en el suelo se arrastre.
Odian a aquellos que se muestran viles y pusilánimes.
V
Disfrutan de los placeres, de aquellos, si son plurales.
Añoran sus apetitos y emociones en plenos mestizajes.
Sienten que cada cuerpo tiene sus notas diferenciales.
No desean ser de un solo colonizador islas coloniales.
VI
No es propio de ellas esperar duros golpes y ultrajes.
Que el sentimiento no arme en sus pechos desmanes.
Anhelan las cosas que se pintan lindas y agradables.
Son la creación del Hacedor de admirables realidades.
VII
No precisan de belleza, son la hermosura sin iguales.
Sus cuerpos son como refulgentes estrellas estelares.
Conquistan el planeta a modo de huestes celestiales.
Estimulan mucho más que solo antojos intelectuales.
VIII
No pretenden ser presa de únicos deseos pasionales.
Cada día ansían por vivir experiencias más actuales.
Que se coloreen de múltiples matices sus bacanales.
Y el descontrol arrase sus pocos sentidos racionales.
IX
Ellas son las tentaciones del masculino más brutales.
Deshacen al hombre en sus delicias sin dejar señales.
Sacuden las peligrosas aguas de sus calientes mares.
Piden que entren en sus hambrientas profundidades.
X
Saben que es muy fácil caer en sus muchos ramales.
La primera de ellas le dio a Adán el fruto condenable.
Ellas asumieron el peso de la historia como culpables.
Salvan al varón en las noches de instintos insaciables.

Comentarios & Opiniones

Leonardo Sarmhi.

Que hermosas letras. Cubre de bellos versos a la grandeza de la mujer.. " No precisan de belleza, son la hermosura sin iguales".. La deidad de su mirada es ternura, su majestad. Me encanto la forma y fondo. Un seguidor. Abrazos fortísimos Diego.!!!

Critica: 
Diego Américo

Leonardo Sarmhi, muchas gracias es usted muy generoso. Saludos para usted también.

Critica: