Soy mi propio enemigo

Me he visto reflejado
En el fondo de un poema en blanco,
El mismo color del arma con cual me apuñalaste,
Me matas más que el tiempo,
En el sentido en que más me dolió.

Hay heridas que uno escoge
Y cicatrices que miras y aparta la mirada
Como si fuera una huella de la nada,
Renegó el daño en más de una vez
Todo porque aun quiero confiar
En que aun puedes cambiar.

Soy un soldado herido
Por el bala de su propia arma,
Yo quite el seguro y deje el corazón expuesto,
A continuación cayó sobre él una lluvia de flechas,
Sin dejar una letra viva que atestigüe esto.

No hay cuerpo ni musa que valga esto,
Desvalorarte hasta llegar a los extremos,
Como un malabarista en la arista de la cuerda
Con un traje lleno de explosivos
Escupiendo fuego hacia el techo de la depresión.

Cada letra me sentí mas roto,
Mas destruido en cada párrafo,
Lo que duele más es confiar
En que esto no se repetirá
Y aún sigue pasando en esta realidad.

Si tengo que pegarme malos tragos
Que sean sin anestesia ni hielos,
No caeré hasta más bajo que el suelo
Que las alas sin plumas y heridas
Aún pueden servirme de apoyo para levantarme.

Mi peor enemigo siempre fui yo mismo,
La lujuria no volverá a engañarme,
Ni el resto de pecados capitales
No volverán a hacerme vulnerable
A quienes le di el poder de maltratarme.

Si soy egoísta es por amarme demasiado a mí mismo
Desde el instante en que vi el espejo,
Un reflejo abrió en mí una nueva mirada,
Una perspectiva que jamás soñaba,
Una paz que tranquiliza a la bestia
Que vive en mi corazón y le da sentido a estar vivo.