La Vid...

Asentimos,
morimos,
revelamos...,
escondemos...

Somos la cabeza dura de un miedo negro,
somos la fuerza apagada de un volcán ridículo;
somos la vida,
la muerte,
la conciencia de algo que ya no puede vivir...

La bruta fruta de un estupefacto dios impago...

La forma reconocible de lo que no se puede adobar;

de lo que no se puede cocinar...

Y en la virtud recta,
tratamos de correr sin conseguir nada,
tratamos de mover las piedras pero solo movemos las risas...

Y en esa mitología,
cargamos con la abundancia repetitiva,
con la muerte agazapada,
con la letrina del universo como paraíso de reemplazo...

Muramos sintiendo la garra arbitraria...

Miremos el día,
mientras la noche es una verdad a medias...

Vivamos esta mañana,
mientras esa tarde se muere de consuelo,
mientras esa noche se hace espectáculo,
se hace nada,
se hace todo,
un todo con temporalidad,
un todo en una lagrimera hora,
en un comienzo desde una brutal prisión...

Desde una ínfima virtud en un paraíso indemne, coloquial...

Desde la mitad de un pedazo de molar universal...