Un mundo en nuestro interior.

En repetidas hojas me he tratado como una basura y sé que valgo la pena.
Estoy desaliñada y estúpidamente inexistente por alguna razón, pero mi corazón está palpitando con mucha fuerza. Quiero perderme en los colores, recorrer las sensaciones y deleitarme de las vivencias. Me gusta pensar que mi vida no acaba, que mi niñez solo aflora, que mi juventud es solo un camino lejano por la inmediatez de la vida. A veces presiento que los años me han traído muchos sentimientos, conocimiento y que así es como debe ser, siempre conoces algo que te hace ser más feliz, situaciones que te hacen conocerte.
Está mañana abrí los ojos pensando en el amor y las tormentas, he estado en medio de la torrente lluvia y del ocaso, se ha sentido bien hasta ahora. Sientes que puedes respirar suspirando, besar sin arrepentimiento, fornicar sin limitarse y sin fingir.
Guardamos también silencios eternos y palabras congeladas en el tiempo, mantenemos huellas en los corazones y caricias como tatuajes.
Puedes abrir los ojos sin sentir la fatiga y la carga de una vida, eso solo se logra olvidando que existe un mundo afuera del nuestro.