Mi seguridad.

Había algo dentro de este cuarto que no me hacía sentir perturbada, amo mi vida y la amo hasta ahora. He tomado desiciones duras (todos lo hacemos), decidí ser feliz y vivir, levantarme y ver el amanecer con ojos escepticos.
El silencio que yace a mi alrededor quiza sea el resultado que he logrado comprar, extraviando personas que no debería necesitar y aún extraño, desechando elementos que me hacen querer iniciar otra vida.
A veces odio despertar bajo la sospecha de la guerra que habita en mi, lucho con pensamientos que persisten en quedarse y empiezan a pesar mis armas.
Recuerdo que había recuerdos peliando a mi lado, pero era una guerra hacia mi, supieron que mis armas los hacían débiles, cada uno decidió marcharse a su modo.
De vez en cuando los veía y me ponía frente a ellos con un vaso de alcohol, sin decir mas de una palabra, solo observando su nueva estupidez humana, alienados por seres distintos a mi, inferiores a lo que sea que yo fuera.