El lápiz se niega a trazarme.

Quise creer mentiras inmortales, verdades que parecían más difíciles de concebir, pensé en morir para vivir, medite el arte de la confusión, pero aún así la vida seguía siendo injusta. Ganando menos y apostando más, terminamos por hacer el odio en vez del amor y algo en mí me decía que debía encerrarme en mi para hallar respuestas.
A veces pienso en lo esclavos que somos de los sentimientos y que eso al final no importe. Con constancia pierdo el hilo de mi existencia, se va y nada lo detiene, mis pensamientos desaparecen en una pared de humo y mis realidades se ocultan bajo sombríos paraísos, mi lado oscuro busca vida sobre mi luz, pero no permito que eso se haga floreciente, prefiero asesinar los sentimientos que amenazan con desestabilizar lo que aún da vida a mi existencia.