Futuro incierto

poema de Cristal

Los sentimientos intensos recobran su fuerza al apuntalarlas hacia el futuro incierto, uno de los tantos beneficios de la duda, aun más importantes tal vez que la curiosidad.
Despiertan de su infinito letargo, de la anestesia de la negación.
Todo vuelve a moverse. Nadie sabe hacia dónde, y el por qué, es sólo un motivo que cada uno puede justificarse.
Tampoco se sabe si todo ese manojo de sueños se ve desvencijado por el tiempo, o a la inversa, los fortalece.
La gente muere en ilusiones y vive de miserias, olvidándose que al abrazar su propio dolor, encontrarán realmente una respuesta.
El amor por la vida es algo con lo que todos nacemos, y sin embargo nos condenamos a caminar fielmente al lado de la muerte. ¿Con qué propósito?
Aún así, amar la vida no es precisamente una tarea fácil. Amar algo, amar a alguien, son producto de nuestra decisión y nuestros anhelos más profundos: muy lejos de la fantasía y la casualidad.
¿Pero no tiene, acaso, esta difícil tarea, la magia más impresionante de todas?
La naturaleza es mágica, compleja, majestuosa. La ciencia describe su fisionomía, su estructura, su comienzo y su fin sobre sus raíces. Nosotros le damos ese significado, del que nos basamos toda la vida, el que nos acompaña en todas las sensaciones desde que apoyamos nuestros pies en la húmeda tierra.
Ahí nos damos cuenta que la soledad absoluta no existe, y estamos repletos de vida, de energía, de templanza.
Todo parece etéreo, volátil. Y estamos llenos de vida, tan simplemente eso.