Raíces de ausencia

Susurro tu nombre al viento nocturno,
y cada estrella me devuelve tu recuerdo.
Tus besos son fuego dormido en mi piel,
soles que arden bajo cielos que no te tienen.

No hay rencor en mis manos,
solo raíces que crecen entre la nieve de tu ausencia.
Porque sé que si un día vuelves,
el tiempo se inclinará a nuestro encuentro,
y el mundo entero reconocerá
que jamás dejé de esperarte.