Trovador

Buscó el lamento del viento
en la noche callada, para poder distraerse de su silencio.
Rodeado de los fantasmas de un incierto pasado, estaba condenado
a la lucha del olvido.
Fue obsceno pretendiente de una pasión que no fue correspondida.
Trovador de corazones insondables, que escuchando cantos, cerraron el balcón del sentimiento.
Ahora la fría soledad, ocupante sin billete en primera clase,
es compañera que cumple su función.
E. Escribano