UN ADIOS

poema de Carlos Brid

Halle en esa búsqueda,
acosada por tu ausencia
perdidas huellas errantes
Y recordé las ultimas hora,
un abrumado encuentro,
y un último adiós,
que suponíamos pasajero.
Siento el agua besar mis pies,
en esa caminata silenciosa,
bocanadas de aire de mar,
se reparten muy adentro,
frescura de libertad indomable,
que empapa los huecos lastimados.
Necesito estar solo con el viento
y con la lejanía que mis ojos abarcan.
Pasaron los días
y en ese paramo de hojas muertas,
en esa hojarasca desierta,
no había nada, solo pedazos de recuerdos.
Siento el aire gélido de junio,
rozar insolente mis mejillas
y atropella el adiós de tu mirada
de despedida, triste y empañada.
Hasta tus manos que eran cálidas,
rozaron frías mi dolor contenido
y se derramaron las lágrimas suicidas,
sobre el campo atormentado.
Así son las despedidas del amor,
escabrosas y mudas de sentidos.
-Corazón! descansa resignado...
pero nunca abatido.
Duerme bajo la tierra viva,
y espera la lluvia bendecida,
que te haga brotar coronado
y nuevamente latir incandescente.